Cuando unos pescadores de esponjas marinas la encontraron entre los restos del naufragio de una galera romana en 1900, la máquina Antikythera no era más que un cacharro de bronce lleno de herrumbre. Sin embargo, a lo largo del siglo pasado siempre intrigó a los científicos, que llegaron a la conclusión de que era un mecanismo astronómico. Ahora, con la ayuda de la tecnología, se empiezan a conocer sus verdaderos secretos.En un trabajo publicado ayer en la revista Nature, un equipo de expertos de EEUU, Reino Unido y Grecia, han conseguido descifrar buena parte de sus funciones. Se creía que la máquina Antikythera, formada por una serie de ruedas y engranajes cubiertos de inscripciones, era una calculadora astronómica para medir la posición de la Luna y el Sol. Con esta información los astrónomos antiguos podía predecir eclipses y establecer calendarios.
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