Una investigación con dos objetivos. El de Robert Ballard: encontrar el 'Titanic'. El del vicealmirante Nils Thunman: investigar dos submarinos nucleares hundidos con sus tripulaciones en plena guerra fría. Ambos sellaron en 1982 un pacto. La doble misión tuvo éxito. Documentos desclasificados recientemente por la Marina de EE UU revelan los resultados de aquella misión secreta .
"Yo pensé que aquel joven entusiasta no tenía ninguna oportunidad, que era una idea loca", rememora Thunman, "pero le dije que la Marina y él nos podíamos ayudar mutuamente". Así empezó una de las misiones secretas más alucinantes que puedan imaginarse, digna de la más aventurera película de espías: un pacto fáustico entre Ballard y la fuerza naval estadounidense. Por este acuerdo, el explorador recibiría apoyo y financiación para su búsqueda a cambio de que, usando la misión del Titanic de tapadera, investigara como primer objetivo las tumbas bajo el Atlántico de los submarinos nucleares Scorpion y Thresher, avanzados y silenciosos depredadores perdidos en los sesenta, en plena guerra fría.
"Queríamos saber exactamente por qué se habían hundido, y estábamos preocupados por el estado de sus reactores, por si había fuga radiactiva", recuerda el vicealmirante. "También nos interesaba ver si alguien, especialmente los soviéticos, los habían visitado". La preocupación era natural. El Scorpion se fue al fondo con dos torpedos con cabeza nuclear, un sabroso botín para los rusos, el Doctor No o Spectra.
El acuerdo, que parece un extravagante cruce entre las películas Titanic y La caza del Octubre Rojo, se selló en 1982. Ballard se hizo a la mar y estudió con su avanzada tecnología -pagada en buena parte por la Marina- ambos sumergibles, descubriendo datos valiosísimos para el Pentágono. Sólo después, en 1985, cumplida su parte del trato, siguió adelante y localizó el Titanic. "Cuando me llamó para anunciármelo desde alta mar, por una línea que no se oía bien, y dijo: 'Lo encontramos', yo le respondí: '¿El qué?", rememora el vicealmirante. "El Titanic..., no podía creerlo".
El misterio final del Titanic, la historia de que su hallazgo dependió de un capítulo secreto de la guerra fría y que el rutilante transatlántico se hermanó bajo el océano con los mortales tiburones nucleares, se ha podido conocer ahora al desclasificarse la información sobre la operación. National Geographic Channel (NGC) emite hoy a las nueve de la noche un completo reportaje sobre el asunto.
"Queríamos saber exactamente por qué se habían hundido, y estábamos preocupados por el estado de sus reactores, por si había fuga radiactiva", recuerda el vicealmirante. "También nos interesaba ver si alguien, especialmente los soviéticos, los habían visitado". La preocupación era natural. El Scorpion se fue al fondo con dos torpedos con cabeza nuclear, un sabroso botín para los rusos, el Doctor No o Spectra.
El acuerdo, que parece un extravagante cruce entre las películas Titanic y La caza del Octubre Rojo, se selló en 1982. Ballard se hizo a la mar y estudió con su avanzada tecnología -pagada en buena parte por la Marina- ambos sumergibles, descubriendo datos valiosísimos para el Pentágono. Sólo después, en 1985, cumplida su parte del trato, siguió adelante y localizó el Titanic. "Cuando me llamó para anunciármelo desde alta mar, por una línea que no se oía bien, y dijo: 'Lo encontramos', yo le respondí: '¿El qué?", rememora el vicealmirante. "El Titanic..., no podía creerlo".
El misterio final del Titanic, la historia de que su hallazgo dependió de un capítulo secreto de la guerra fría y que el rutilante transatlántico se hermanó bajo el océano con los mortales tiburones nucleares, se ha podido conocer ahora al desclasificarse la información sobre la operación. National Geographic Channel (NGC) emite hoy a las nueve de la noche un completo reportaje sobre el asunto.
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